"En aras a los ajustes necesarios y a la situación económica". Con esta frase y esta contundencia, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, suspendió ayer la Mostra de cine, que tenía prevista su 33ª edición para marzo de 2012. "La suspensión se prolongará durante los próximos años; el presupuesto del certamen, de 1,7 millones de euros [casi por completo puestos por el Ayuntamiento], se va a ahorrar y dedicar a otras cosas necesarias", argumentó la primera edil. El final abrupto de este certamen llega cuando aún no se ha acallado el eco del cierre del festival de documentales Punto de Vista de Pamplona, y con temibles nubarrones sobre el futuro de otras citas cinematográficas, como es el caso de Gijón.
En realidad, el fin del festival valenciano parece ser más complejo, y tiene bastante relación con su director artístico, Salomon Castiel. Durante años, Castiel fue el responsable del festival de Málaga, hasta que hace tres temporadas fichó por la Mostra, una cita en horas bajas. El pasado marzo el certamen consolidó una nueva etapa, especializada en cine de aventuras. "Para la próxima edición ya estaba cerrado el homenaje a Sigourney Weaver, conciertos con música de John Williams y Bernard Herrmann o un premio a Richard Donner", cuenta el mismo Castiel. "Y con la implicación en el apartado televisivo de Digital + y Telecinco". Este verano, Castiel fichó como responsable del área de Cultura de la Diputación de Málaga. "He seguido trabajando en la Mostra sin cobrar, por mi ilusión en el proyecto y mi implicación con el equipo, que logró subir un 500% la cantidad de espectadores en la última edición. Era una apuesta internacional y me siento decepcionado", cuenta el ya exdirector.
Fuentes del equipo del certamen apuntan a que, aunque la decisión de hacer el recorte podía estar tomada desde hace días, a Barberá le enfadó leer ayer en el diario Las provincias un comentario sobre una entrevista a Castiel en un periódico malagueño en el que decía: "El proyecto de Valencia no lo tengo abandonado, todo lo contrario. Estoy encima de él en mis ratos libres".
"Si esto es cierto, con destituirme a mí hubiera sido suficiente", cuenta el aludido, que explica que no tiene ningún problema con el Partido Popular: "El PP gobierna en la Diputación de Málaga y ellos me ficharon. Yo casi no he tratado con Barberá, y mi día a día ha sido con el vicealcalde, Alfonso Grau, que siempre apoyó la Mostra y que se barruntaba este recorte".
De fondo coletea el futuro de los festivales de cine. "Durante años se han manejado presupuestos gigantescos y se repartían premios económicamente desorbitados", apunta alguien que trabaja actualmente en uno de los grandes festivales. "Y Punto de Vista solo tenía 6.000 espectadores y la Mostra, 20.000". En España hay casi 400 certámenes y muestras de cine. "La crisis acabará con las cosas pequeñas y se recortarán las grandes", dice el responsable de otro festival que prefiere el anonimato.
La Comunidad Foral de Navarra y el Ayuntamiento de Valencia no son casos únicos de administraciones que han cerrado el grifo cultural. En Asturias, tras las acusaciones de despilfarro del Gobierno del Principado contra el centro Niemeyer en Avilés y la guadaña que sobrevuela la Semana Negra de Gijón, su festival de cine pasará una prueba de fuego en su próxima edición, en noviembre, a pesar de que con sus ajustados 850.000 euros de presupuesto y sus 70.000 espectadores es el 12º de Europa en asistencia de público. En cambio, José Luis Rebordinos, director del recién finalizado certamen de San Sebastián, no ha recibido "mensajes preocupantes". "Nos apoyan las instituciones y todos los grupos políticos del Ayuntamiento".
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